En un momento de emergencia climática, todos tenemos el deber de analizar al máximo nuestro consumo para vivir de forma más frugal y responsable. Los viajes, las actividades de ocio, la ropa y la alimentación son los hábitos que más se tienen en cuenta, pero ¿qué ocurre con los perfumes? ¿Es uno de esos productos cuyo consumo tiene un impacto significativo o insignificante en el conjunto de nuestras emisiones? ¿Tiene un impacto directo o indirecto en la integridad de los ecosistemas? Hagamos balance explorando los términos "orgánico" y "natural", con o sin certificaciones, utilizados por algunas marcas.

La huella de carbono de los perfumes

Según la empresa de investigación medioambiental Carbone 4, la huella de carbono de la compra de un perfume es de 16 kg de CO2. En perspectiva, esta compra sería comparable a las emisiones de 137,8 km de un coche de gasolina estándar o al consumo de 900 g de carne de vacuno (en equivalente de carbono).

Profundizando un poco más, nos damos cuenta de que la huella de carbono en los perfumes está relacionada principalmente con dos elementos:

• Transporte de los componentes del envase y del producto acabado. No es de extrañar: el peso del producto va de la mano de su huella de carbono. Esta es una de las razones por las que las marcas utilizan vidrio cada vez más fino para sus botellas: no me malinterprete, ahorrar combustible también significa ahorrar dinero.
• La producción y el transporte de concentrado de perfume, que a su vez es de origen sintético y natural.

Tanto si hablamos de ingredientes de origen natural como no natural, es difícil establecer una media o generalizar porque cada caso es muy singular y específico. Sin embargo, a raíz de una conversación con el director de marketing de una importante marca de perfumes que había pedido a una empresa que evaluara la huella de carbono de una de sus gamas, resultó que alrededor del 50% de las emisiones estaban relacionadas con el transporte y la entrega de los elementos de envasado y el producto acabado, y el 50% restante... con el 5% de ingredientes naturales de la composición.

Si se para a pensar durante 2 segundos, es bastante lógico. El principio mismo de la química sintética en perfumería es :

• crear moléculas que no existen en estado natural (por ejemplo, la calona y su olor marino o el olor del lirio de los valles, que es una flor muda, es decir, no extraíble), o cuya extracción natural está regulada o prohibida (por ejemplo, la civeta entre otros olores animales).
• controlar el proceso de producción, en particular los costes y la coherencia de los resultados.

Hoy en día, moléculas como la vainillina pueden producirse por unas decenas de euros la tonelada, con rendimientos muy eficientes desde el punto de vista energético. En comparación, las semillas de vainilla de Madagascar cuestan varios cientos de euros el kilo y sólo contienen un 2% de vainillina en masa, que luego hay que extraer por destilación. En términos de huella de carbono, hay que transportar las preciosas semillas de Madagascar a Europa y luego calentarlas en tanques de destilación para extraer el destilado.

La molécula es exactamente la misma que la de la vainillina obtenida sintéticamente o extraída de semillas. Sin embargo, el producto de la extracción natural de la vainilla huele mucho más rico debido a los muchos otros compuestos que intervienen, a diferencia de la vainillina sintética, que huele más pura y, por tanto, "más plana". Esto nos lleva a otro ámbito, el del olor.

Materiales y olor naturales

Los ingredientes 100% naturales reducen drásticamente la paleta creativa del perfumista. Mientras que un perfumista típico utiliza fácilmente más de 500 materias primas, con esta restricción de "naturalidad" poco más de un centenar seguirán siendo accesibles. Abundan los tópicos sobre estos jugos, que no huelen necesariamente a diente de león y lombriz de tierra, pero que pueden dar lugar a creaciones sutiles y originales. La riqueza olfativa de los materiales naturales puede compensar esta reducción de posibilidades, pero tendremos que despedirnos de los aldehídos que hicieron famoso a Chanel N°5, o del almizcle (ahora sintético) que hace que el perfume "dure" todo el día (¡o toda la noche!).

Otro factor a tener en cuenta es la evolución de la fragancia después de vaporizar. Mientras que un perfume clásico suele tener una evolución cabeza/corazón/base relativamente predecible, un perfume natural le sorprenderá con variaciones olfativas significativas. Como los fabricantes de perfumes también están sujetos a los caprichos de la producción de materias primas, que pueden variar en términos de madurez y calidad, diferentes series de producción (o "lotes" en la jerga) pueden tener diferentes características olfativas. El alto contenido en ingredientes naturales es también la explicación esgrimida por la marca de perfumes Creed para justificar la incoherencia de su superventas Aventus, del que algunos aficionados compran de segunda mano algunos "lotes" que se cree que son más ahumados o más cítricos que otros...

Y tú, ¿cuál es tu experiencia con las fragancias naturales?