SOMMELIER DU PARFUM Blog
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Toxicidad y fragancia

Algunos detalles sobre el impacto de las fragancias en la salud en la era de la "digitalización" de los productos.

Modificado el
January 19th 2024

Por
Samuel Fillon

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¡Siempre en guardia! Ya sea por avaricia o por placer, los fabricantes nos envenenan supuestamente con cada pulverización de cosméticos y perfumes. En una época en la que oímos de todo y su contrario, muchos de nosotros "escaneamos" los productos de baño en busca de la verdad, o al menos de alguna explicación. Una exploración de la "toxicidad" en el mundo de los perfumes.

Al igual que muchas profesiones, la perfumería experimentó grandes cambios durante el siglo XX. Inicialmente era una industria artesanal con pocas limitaciones legislativas, pero la regulación llegó en los años 60 y 70 con la creación de la IFRA (Asociación Internacional de Fragancias) y su equivalente en investigación, el RIFM (Instituto de Investigación de Materiales para Fragancias).

La IFRA proporciona a los fabricantes de perfumes certificaciones que autorizan la producción de fragancias (utilizadas en cosméticos, velas, productos de cuidado corporal, etc.). La composición se comprueba según criterios muy específicos -se autorizan varios miles de moléculas en distintos umbrales- y hay que mostrar las credenciales para obtener el preciado sésamo.

A diferencia de otros sectores menos regulados, en un perfume no se puede poner cualquier cosa. Además, a diferencia de la legislación estadounidense, donde es necesario demostrar que un producto es peligroso antes de retirarlo de la venta, la europea obliga a los fabricantes a demostrar que una fórmula es inocua antes de ponerla en las estanterías. Una obligación para algunos, una medida de seguridad bienvenida para otros.

Los orígenes de la polémica

Año tras año, la IFRA prohíbe cada vez más materias primas. Potencialmente cancerígenas, peligrosas para los ecosistemas: las razones son muchas, pero no bastan para acallar la exasperación de los perfumistas, que se sienten limitados en su creatividad y obligados a reformular todas las fragancias que contravienen la nueva normativa. Por otro lado, las asociaciones de consumidores critican a la IFRA por no hacer lo suficiente y no ser lo bastante transparente. En realidad, el problema es sutil: de las mil moléculas autorizadas actualmente, los estudios de la IFRA o del RIFM no se publican en revistas científicas, y aunque se sospecha que algunas moléculas tienen un impacto moderado en el sistema endocrino, es muy difícil sacar conclusiones sobre el efecto cóctel que puede producirse al combinar varias moléculas sospechosas.

Secretismo, la protección de las grandes casas

Al no ser "obras del inventor" según la legislación francesa, los perfumes no están protegidos como propiedad industrial. Por ello, la solución que utilizan las marcas para evitar las falsificaciones es mantener en secreto su composición. En 1999, la Comisión Europea decretó que 26 ingredientes que pueden provocar reacciones alérgicas deben notificarse a los consumidores, pero el término "parfum" o "fragancia" -que en 2016 incluye 3.999 moléculas- se ha mantenido para proteger los secretos de la formulación de los perfumes.

A falta de más información, la única opción es estar atento, en función de tu sensibilidad, a las moléculas de las etiquetas. Para más información sobre los ingredientes de tus fragancias, puedes consultar las listas INCI de tus perfumes, así como un desglose detallado en la app Sommelier du Parfum (iOS y Android).